El mundo está cambiando y con él la concepción del mercado y de la especialidad de las industrias. Lo que antes considerábamos como “imposible” es hoy un pensamiento innovador, “fuera de la caja”.
Finalmente se ha reconocido al conocimiento y la información como la materia prima del desarrollo económico; y a la creatividad, como el catalizador de las industrias.
En esta nueva concepción del mercado y de las industrias, los productos, servicios y las marcas han tomado un nuevo papel, y los principios de derechos relacionados con estos no deben estar más en la órbita de la especialidad del derecho.
El mundo está cambiando y con él debemos cambiar también nosotros. Por eso, en esta nueva concepción del mercado, en la que el conocimiento, la información y la creatividad se han convertido en uno de los pilares más importantes, entender de propiedad intelectual resulta necesario para cualquier persona que participe de manera activa en el mercado, sin importar la industria a la que pertenezca.
Replantearse los esquemas tradiciones no solo permite crear nuevos y mejores productos. Además, permite contribuir al desarrollo y evolución de las diferentes industrias en las que se participa.
Para lograr reconocer el valor de la creatividad y la propiedad intelectual, y poder aprovechar al máximo su potencial en el desarrollo y evolución de la sociedad y las diferentes industrias, es necesario que los derechos de propiedad intelectual dejen de percibirse como un tema exclusivamente “legal” y sean percibidos como parte esencial y natural de las industrias y los productos que los contienen.
Para esto, es indispensable que los procesos creativos, de desarrollo, materialización y gestión de ideas, proyectos y productos se realicen teniendo en cuenta la realidad del mercado y de la interacción social. De lo contrario, nos estamos enfrentando únicamente a ideas buenas y poderosas pero que no tienen ningún valor real.
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